martes, 4 de junio de 2013

Un argumento de ficción


He notado que cada vez que hago algún comentario sobre religión pierdo un seguidor o seguidora en Twitter. Y es que 140 caracteres son insuficientes para expresar con moderación la opinión de un agnóstico. Como miembro de una sociedad judeocristiana fui a catequesis y experimenté en primera persona la fe cristiana. De hecho, siento un profundo respeto por las personas de fe, con independencia de la religión que profesen.

A veces soy tremendamente torpe en las formas de expresar mis ideas, y si a eso le unimos que mi interlocutor o mi interlocutora no siempre me van a dar el beneficio de la duda, pues apaga y vámonos.

La torpeza me puede, lo sé, y cada vez tengo más claro que es porque esta sociedad en la que vivimos no nos deja tiempo para oírnos ni a nosotros mismos ni a los demás. O más bien, que nos dejamos perder por esos derroteros. Eso forma parte del argumento que te propongo. No tiene nada que ver con la religión, sino con la política. Igual con esta pierdo diez seguidores de un plumazo. ¡Qué se le va a hacer!

La historia se desarrollaría en el planeta Tierra (por aquello de), y dentro de la misma, podríamos distinguir dos ámbitos o niveles: nacional y supranacional. El argumento principal: la existencia de una agenda oculta (para muchos, que no para otros tantos), que explicaría la situación económica actual como fruto de un mecanismo que lleva funcionando al menos veinte años. Si quieres puedes irte un poco más lejos. Eso queda a tu elección. Veamos la trama por niveles.

A nivel nacional

La estrategia, de carácter política, se basaría en mantener a los ciudadanos divididos entre dos ideologías que se alternan cada ocho años en el poder, de manera que cualquier opción que ponga en peligro dicho sistema de turno es descartada por ambas. Es más, el objetivo último de ambas ideologías no sería gobernar, sino perpetuar el sistema de turno. Para ello procurarían el desfogue de la población a través de algún deporte nacional. El grado de violencia, por supuesto, iría en función de la cultura.

A nivel supranacional

Como soy español utilizaré como ejemplo a Europa (perdona mi falta de originalidad), y en el caso de Europa existiría por ejemplo una confederación llamada Unión Europea donde las cosas habrían de ser de la siguiente manera:

1) Cuando en España gobierne la ideología A, en Italia, Francia y Alemania gobernará la ideología B

2) Cuando en España gobierne la ideología B, en Italia, Francia y Alemania gobernará la ideología A.

De este modo, mientras se produce la situación 1, los países de Europa Central, por poner un ejemplo, venderían dinero a los de la Europa periférica hasta el punto de que con el tiempo acaban generando el colapso de dichos mercados.

En una situación que podemos llamar 1.5, dichos inversores dejarían de ver rentables los países periféricos, apuntando hacia un mercado llamado “países emergentes” donde el retorno de la inversión es ahora más rápido. Y si no, ya habría tiempo de subirles los intereses cuando petaran. Tú eliges si los malos son los petadores o los petantes.

Lo cierto es que en el momento 2, cuando misteriosamente los países emergentes acabaran petando, los petadores empezarían a recoger intereses por un lado, y prestar dinero de nuevo a los pobrecitos países periféricos de Europa. De hecho, tocaría “ayudarlos” porque sólo así podrían volver a endeudarse.

Extensión

Ya sé que el argumento es pura ficción, y que cualquier parecido con la realidad parece una mera coincidencia. Sobre todo eso de que el capital fluya al son del color político. ¡Qué bobada! Pero sé valiente, atrévete a novelar una propuesta tan descabellada como esta y verás que, con suerte, te leerán diez personas.

Sí. Tendrás que darle alguna vuelta de tuerca para estimular la imaginación de los lectores. Por ejemplo, podrías introducir como argumento secundario que en el momento más crítico de todos la estructura dependerá de un solo punto del globo, de manera que si ese punto se hunde la sociedad tal y como la conocemos se vendría abajo. Y para evitarlo, la Organización Mega Secreta utilizaría una especie de maquinita para imprimir dinero a espuertas. Pero a espuertas lo que se dice a espuertas, ¿eh?

Te lo digo en serio: puedes utilizar estos argumentos libremente. Yo no voy a hacerlo. Eso sí: si quieres documentarte ni se te ocurra ponerte en contacto con un economista o con un analista financiero, que ellos están a otras cosas.

Complicación

Estoy seguro de que no tendrías muchos problemas para "imaginar" un  sistema de turno ajustado a tu país. Pero, ¿cómo sería esa hipotética alternancia política en tu continente? Venga, no te cortes, comparte algún argumento con los demás... Si lo prefieres, también puedes sumar elementos a la ecuación europea. O cambiar alguno... Pero con imaginación eh, que no se diga.

De todas formas esta es la parte fácil. Lo realmente difícil es imaginar cómo reaccionaría la población mundial. ¿Serían capaces los ciudadanos de implicarse tanto tanto que terminaran hallando una alternativa viable a ese hipotético mecanismo que nos subyuga?

Sintiéndolo mucho te tengo que dejar. Me avisan de que Enrique Cortés se acaba de meter en un problema en el planeta Sudnar, y tengo que enviar a alguien para rescatarlo. Ya te contaré como fue todo...

(Entrada revisada el 22 de junio de 2013).

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